domingo, 22 de julio de 2007

Disconnected

Llevo varios dias desconectado. Tal vez haya sido la portada de El Pais descubierta en un quiosco de Milos lo que me ha hecho conectarme un momento y descubrir no solo eso (la dimision de Pique), sino que Prisa se ha quedado sin capitan.Y es que, en vacaciones, uno se olvida de todo, hasta de su blog. Probablemente, si fuera un aficionado a la siesta todavia mantendria mi estado de amnesia.
Finalmente fui a parar a Grecia, el hecho de sacar billetes y hoteles sin practicamente tiempo me hizo variar un poco el programa, pero no demasiado.
Hablare de ello, eso espero, pero ahora tengo que ir a coger un ferry hacia Paros, todavia me quedan diez dias de vacaciones.
(Lo de la falta de acentos es cosa del teclado, lo siento)

miércoles, 11 de julio de 2007

Lastminute.jal

Este viernes tenía pensado iniciar un viaje de 20 días en coche recorriendo algunas regiones de Alemania. Sin embargo, y sin que la embajada tuviera nada que ver esta vez, el estrés de los últimos días me ha hecho perder un poco el entusiasmo necesario para echarse al volante y me ha hecho contemplar otros destinos.
A día de hoy, tan sólo un día antes de la supuesta salida, me ha visitado el misticismo del etanol, y posíblemente del mismo lugar que al mismísimo oráculo (al parecer el oráculo de Delfos actuaba bajo los efectos del etanol que manaba de una fractura terrestre); y es que la alternativa al viaje por tierras germánicas es un viaje a Grecia. Grecia versión 1.0 (6n en península, 5n en Creta y 4n en Santorini) o Grecia versión 2.0 (3n Atenas, 3n Paros, 3n Myconos, 2n Naxos, 3n Santorini).
Es evidente que el tiempo apremia, tengo algo así como... 1 día para decidirme. No podía dejar escapar la oportunidad de preguntar cuál es vuestra opinión, y, por favor, no vale lo de decir que me quede en Barcelona haciendo compañía a Mr. Allen (con quien, por cierto, he coincidido hoy en el hotel donde se hospeda).
Es una lástima que por estas fechas la audiencia del blog haya disminuido considerablemente, aún así, espero vuestro consejo/ayuda. Gracias.

martes, 10 de julio de 2007

No me corran

El Govern de la Generalitat ha aprobado una medida según la cual en breve deberá circularse a una velocidad no superior a 80km/h por las vías del área metropolitana de Barcelona, incluídas autovías y autopistas.
Dicha medida se incluye en el marco de una serie de proposiciones, un total de 73, que supuestamente deberían propiciar una mejora en la salud de los catalanes. Se dice que el motivo es meramente medioambiental, afirmación negada por el conseller de medioambiente, quien postula que el objetivo es exclusivamente velar por la maltrecha salud de los ciudadanos.
A un año vista, los barceloneses (de ciudad y provincia) gozarán de una envidiable salud gracias a la desaparición de humos que permitirá esta arriesgada medida. El Servei Català de la Salud verá disminuir los casos de tos crónica o de otras afecciones pulmonares y nosotros gozaremos de mejores servicios gracias al ahorro del departamento de Sanitat.
Y es que los catalanes no nos fijamos en cualquiera para tomar medidas, medidas similares fueron tomados en París, esa bella ciudad tan solo 12 veces superior en tamaño a la capital catalana, o Londres, también de dimensiones parecidas a las nuestras, supongo.
Sin embargo, como habitante de la ciudad, que no barcelonés, preferiría seguir tosiendo a sentir cómo un flash ilumina la noche a mi paso a 99km/h por una recta de una desierta autopista de cuatro carriles por sentido a las 3 de la madrugada. Uno, que no es médico, presupone que las enfermedades del aparato respiratorio surgen en la medida que la concentración de gases se hace insostenible. Curiosamente, tales concentraciones se dan en las horas punta, momentos en los cuales las recurrentes retenciones impiden que la velocidad media exceda los 10km/h. Mis malos hábitos me llevan a conducir a partir de las 22 horas, precisamente a partir de esa hora, las emisiones de gas caen sustancialmente, llegando, entrada la madrugada, a cantidades imperceptibles. Por otro lado, ¿no es plausible pensar que mantener esa velocidad en la autopista que describía anteriormente en las mismas condiciones de tráfico y horario puede llegar a provocar una pérdida de concentración capaz de provocar serios accidentes?
En este momento, si se celebrara una degustación de vinos en una bodega de Sant Sadurní y un ex-presidente del gobierno hiciera determinado tipo de declaraciones frente a esta noticia, estoy seguro que más de un catalán secundaría su opinión.
En cualquier caso, alguien debería explicar a estos ávidos legisladores que circular permanentemente en un Audi A8 independientemente de la distancia a recorrer (incluso aunque se trate de un par de manzanas) o viajar en jet privado, pueden también resultar nocivos para los ciudadanos (para sus pulmones y para sus bolsillos).

viernes, 6 de julio de 2007

Ceniciento

Un autobús te arrolla levantándote varios centímetros del suelo. Antes de caer de nuevo, es un taxi quien vuelve a sacudirte. Apenas recuperada, un nuevo autobús se dirige hacia ti con ánimo también de atropellarte, lo hace instantes después.
A escasos metros observo impotente como afrontas inherte tu destino, no he podido hacer nada por detenerlo, la Diagonal no es el mejor lugar para enfrentarse al tráfico. De pie, adoptando la misma posición que un flamenco, con una pierna doblegada y suspendida en el aire, espero impertérrito. Es cuestión de paciencia, en unos segundos el semáforo volverá a ponerse en verde y caminaré con un pie descalzo hacia ti para volverte a colocar en tu sitio. Dichosa chancla rebelde, es la última vez que te saco de paseo.

jueves, 5 de julio de 2007

Plantas holandesas

– ¿Pero tú no estabas en Boston? – el jardinero no podía interrumpir de peor modo mi lectura matutina.
– No, al final hubo problemas de última hora y no pude ir. Oye, a ver si me cuidas bien las plantas que traje de Holanda, que ya empiezan a salir. – intento cambiar así de tema.
– ¡Ostia! ¿Dónde las has plantado? Tendremos que probarlas ¿no?
– Están al lado de la entrada.
Dicho esto se dirige apresuradamente hacia la zona mencionada.
– ¡Cabrón! – oigo que grita desde allí – ¡No me jodas! ¡Si esto son tulipanes!

martes, 3 de julio de 2007

Cinco sentidos

Vista: He visto cuatro niños jugando en una plaza mientras tomaba café en una terraza. Cuatro niños, tres razas diferentes y un mismo juego, al que curiosamente solía juga yo también cuando tenía su edad.
Olfato: Al entrar a la cocina el aroma me ha hecho retroceder en el tiempo, uno de esas especialidades que enaltecemos de niños convencidos que sólo pueden ser degustadas en casa.
Gusto: Breve zambullida en la piscina, trago un poco de agua. Hay quien dice que el agua de piscina sabe a cloro, a mí hoy me ha parecido que sabe a verano.
Tacto: Mientras disfruto las últimas páginas del haruki del momento, se acerca el perro, el único que ya me queda de los tres que tenía hace un par de meses. Lo acaricio con ternura y se sienta sobre el césped a tan sólo un par de metros. Pienso en si su intención es darme compañía o sentirse acompañado.
Oído: Una cálida voz al otro lado del teléfono me dice que alguien espera impaciente mi vuelta a Barcelona.

Dulce espera

Llego apurado al aeropuerto. La jornada ha sido más ajetreada de lo esperado; a la breve reunión de la mañana en Huesca la ha seguido una interminable comida en Lérida que a punto ha estado de hacerme perder el vuelo.
La cola del mostrador es la mayor que he visto nunca, incluso mayor que la del mostrador de Tel Aviv (los usuarios del Prat saben a qué me refiero). Diez minutos para las diez, los mismos que restan para que se inicien las llamadas de último minuto. Sin problemas, obtengo la tarjeta de embarque y afronto los temidos arcos con resignación.
Llego a la puerta de embarque tan solo cinco minutos más tarde de la hora programada. Tomo asiento, la cola es considerable, puedo esperar a ser el último. Sin embargo, tras varios minutos sentado se hace evidente que nadie ha avanzado un solo metro. Las caras de impaciencia y los suspiros se multiplican cada segundo que transcurre. Pronto empiezan a oírse las primeras voces de protesta.
Al parecer ha habido algún problema con el avión y el embarque puede retrasarse unos minutos. Con tranquilidad saco mi “Crónica del pájaro que da cuerda al mundo” y me pongo a leer.
Media hora más tarde la gente sigue de pie, formando una fila algo menos rigurosa, acumulando un mayor número de integrantes en la parte anterior, alrededor del mostrador. Las últimas noticias indican que el avión está averiado, que la reparación puede prolongarse media hora más. La reacción de los pasajeros es dispar, aunque predomina la indignación y la rabia, los gritos así lo atestiguan.
Pasada una hora se escuchan rumores de que el vuelo de las 19 ha salido en nuestro avión, el de las 22.45, lo que hace suponer que saldremos en el siguiente vuelo. Por mi parte ya llevo varios capítulos leídos.
A las 00.00 nos hacen correr hacia otra puerta. Yo, al no considerarme un buen atleta, permanezco sentado en el mismo sitio. A la lectura le suceden intervalos de descanso jugando con un niño de 3 años a quien parece he caído en gracia.
00.45, la vida sigue igual, con la salvedad que la fila se ha desplazado hacia otra puerta. En la puerta ante la que estoy sentado se agolpan los pasajeros del vuelo siguiente, quienes, conscientes de su desdicha, empiezan a increpar al joven del mostrador.
01.15, empieza el embarque tras problemas con el suministro de combustible . Me doy cuenta de ello al escuchar una explosión de aplausos.
01.45, seguimos esperando, eso sí, dentro del avión. Parece ser que hay una maleta cuyo dueño no ha subido al avión. Alguien exclama: “¡Se lo pago, se lo pago!”, no acabo de entender si lo que quiere el joven es comprar una maleta ajena.
02.10, la pasajera perdida hace su entrada triunfal, toma asiento y, por fin, empieza nuestro vuelo.
Llegamos con 3 horas de retraso a destino, 3 horas con el señor Pájaro-que-da-cuerda, mientras el resto compartían el mismo tiempo con la señora Rabia y su hermana Cólera. Hay situaciones que uno no puede arreglar, los nervios son más útiles para estar en tensión cuando es posible buscar una vía de salida.
Eso sí, el fin de semana en Mallorca seguro que se sucedería a una velocidad mayor que esas 3 horas de espera.