viernes, 17 de agosto de 2007

"Impossible is nothing"


Bajo un cielo al borde del llanto observo atónito como decenas de enfermos avanzan en procesión, sobre azules sillas de ruedas, empujados hacia una promesa de curación.
Algunos de ellos adolecen tan solo del mal de la vida, al agolparse sobre sus espaldas posiblemente más de 90 años, otros carecen de extremidades o de sensibilidad en las mismas, los hay que han perdido cualquier noción de realidad y se mueven convulsivamente con la mirada perdida.
Clavo mi mirada en un niño de seguramente más de 50 años. Tras descubrirme se fija en mí temeroso. Los años han hecho proliferar sus canas, han remarcado sus arrugas, pero no han teñido de tristeza sus ojos, anclados definitivamente en una infancia de la que su mente tal vez no haya sido capaz de huir jamás. Extiendo mi mano y, sonriendo lleno de tristeza, le saludo. Mi gesto le dibuja inmediatamente una gran sonrisa que profundiza más aún las arrugas de su rostro. El joven anciano se apresura en responder a mi saludo imitando el mismo gesto y, tras una serie de sonidos guturales llenos de nerviosismo, creo entender: "Au revoir, Monsieur!".
Dudo que la visita a la gruta donde supuestamente se apareció la virgen mejore su estado. Creo imposible que un mero baño en el agua que emana de una fuente subterránea sane su razón maltrecha. Su excursión sería posiblemente un éxito si se saldara con algunas más sonrisas y saludos de desconocidos que no vieran en él tan solo un desgraciado enfermo.
Hoy he visitado el santuario de Lourdes. No he tenido desgraciadamente el placer de contemplar ningún milagro, al menos a simple vista, pues, ¿acaso no es un milagro lo que consiguen los responsables de marketing de la Santa Sede?

domingo, 12 de agosto de 2007

"Tokio blues", Haruki Murakami

Tras quedar extasiado con "Kafka en la orilla", del mismo autor, no es extraño que el lector busque encontrar el mismo placer en otras de sus novelas.
"Tokio blues" nos hace sobrevolar sobre la vida cotidiana de un muchacho y su círculo más próximo, personajes con psicologías absolutamente diferentes, llenos de matices capaces de aproximarlos perfectamente a la mente del lector, quien no sólo descubre una radiografía de unos personajes en un momento determinado, sino una fotografía de una época, de un lugar, de una sociedad.
Una historia de maduración personal donde juegan un papel protagonista la amistad y el amor, tal vez por momentos Toru Watanabe recuerda demasiado a Holden Caufield en "El guardián entre el centeno", aún así, ver las consecuencias sobre personajes similares de sociedades tan diferentes como la americana y la japonesa resulta absolutamente enriquecedor.
He aquí, pues, otra de mis recomendaciones para este verano, posiblemente no tan entusiasmada como la del anterior libro mencionado de Murakami, pero, en cualquier caso, una novela capaz de enganchar al lector desde la primera página.

miércoles, 8 de agosto de 2007

Mi cumple

El nene se hace grande, hoy se amontonan 26 añitos sobre mis débiles espaldas. Qué carga, de hoy no pasa que me haga de un cargamento de cremas anti-edad.
En fin, creo que lo podré soportar, hay preparado un arsenal de champagne para ello. Estáis invitados.

lunes, 6 de agosto de 2007

No molestar

Lefkes (Paros), hora de la siesta. El viajero no es consciente de su presencia, pero las desiertas calles y el sonoro silencio de sus rincones (y es que el canto de las cigarras forma ya parte del silencio) hacen las veces de un enorme cartel que reza: "No molestar, hora de la siesta".
Entre esas calles solitarias tan solo encontré este gato endormiscado soprendido por la presencia de una persona a esas horas del día. Educadamente me excusé por la molestia causada y continué mi paseo por la localidad en monacal silencio.

sábado, 4 de agosto de 2007

Tapeo sagrado

Una monótona voz rompía el silencio que reina en un caluroso mediodía en Plaka, en Milos. Alguien parecía entonar una extraña melodía, que inundaba la calle al permanecer las azules puertas abiertas. Hipnotizado, no pude evitar avanzar hacia la dirección de donde provenía la voz.
Tras la puerta de lo que resultó ser un humilde restaurante me esperaba una sorpresa. En su interior, un mesa con la comida que iba a ser servida ese día, rodeada por todo el personal del establecimiento; ante ella, un sacerdote, ataviado con una larga túnica y un tradicional “sombrero” ortodoxo. Sí, se estaban bendiciendo los alimentos que se servirían posteriormente.
Tras acabar con el ritual, el sacerdote tomó una pequeña ración de uno de los platos y bebió de su vaso. No podía demorarse demasiado, lo esperaban otras viandas en el resto de restaurantes del pueblo, alimentos que bendecir y que degustar. Podría decirse que se trataba de un peculiar modo de ir de tapas, eso sí, en nombre de Dios.

viernes, 3 de agosto de 2007

De vuelta

A sabiendas que la amenazadora depresión post-vacacional puede hacer aparición en cualquier momento, aprovecho estos últimos momentos de pleno y sano juicio para comunicar que estoy de vuelta.
Tras una maratoniana jornada de más de 12 horas de viaje incluídas conexiones (suerte que no hubo retrasos) llegué a Barcelona a penas pasadas las 9 de la noche. Bastó una tópica conversación con el taxista para ponerme al día de la actualidad y arreglar el mundo a nuestro antojo (hay quien puede no creer que un taxista, sólo uno, pueda dar una visión global de la actualidad en escasos 25 minuos, espero que por lo menos el que no lo crea no sea alguien que se pone al día en el mismo tiempo tras ojear El País o El Mundo cada mañana, menudos taxistas, sobretodo el segundo).
En definitiva, he vuelto. Plenamente renovado, espero retomar mi contacto con vosotros a partir de ya. A ver si todavía estáis ahí.