Confirmadas las sospechas. Si hace unos días un muchacho oriental hacía sus pinitos tras la barra del "Grana y Oro", hecho que podría haber sido considerado como ampliación de personal de no ser porque con el dueño y la ayuda circunstancial de su padre se bastaban y se sobraban, hoy, tras la barra del ex-penúltimo bar tradicional del barrio de la oficina, nos esperaban con una sonrisa papá chino, mamá china y el experimentado chinito hijo.
Ahora que ya no era necesario pedir nada, que mi café con leche y croissant estaban preparados cada día a la misma hora, hoy, como ya ocurrió con "El Gallego" o con "El Asturiano" (ambos con otros nombres pero conocidos así), he vuelto a oír la misma respuesta:
- Café con leche y croissant.
- ¿Cluasán? No, cluasán no.