viernes, 6 de abril de 2007

La Madrugá infantil (I)

Sólo tengo seis años, suficientes para afirmar que la de hoy ha sido una de las noches más emocionantes de mi vida. En la calle toda la madrugada, he podido contemplar cómo se paseaba la imagen del Señor por toda la ciudad, ante la desolada mirada de miles de personas, venidas de todo el mundo. Entre todos hemos revivido su poder, hemos guardado estricto silencio a su paso y sólo se oían algunos sollozos y algunos vivas.
Sí, yo también he llorado, es que siento una profunda tristeza cuando veo cómo sufrió por nosotros, cómo se sacrificó por que nosotros pudiéramos vivir. Por eso tenemos que adornar su paso con las mejores flores, con los mejores tejidos, por eso hay que paralizar la ciudad para que todo el mundo pueda contemplar a su Señor. Nos debemos a Él. Lo merece todo, mis abuelos se lo dieron, mis padres se lo están dando y yo se lo daré.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mira cuánto móvil... ¡Jesucristo en concierto!

Geniales las dos entradas.