Me sobrecoge una anécdota que escucho en un fragmento de un documental mientras trato de echar la siesta:
Una mujer angoleña, infectada con VIH y madre de 4 niños, al llegar la hora de la cena y no disponer de nada de comida para alimentar a sus hijos, recoge unas cuantas piedras y las pone a hervir en un cazo en un rincón de su choza. Desde fuera, los niños, jugando a ser felices en mitad de la más absoluta miseria, se contentan al ver salir vapor por la ventana. El hambre les empuja a impacientarse y a preguntar una y otra vez a la madre cuánto falta para cenar. La madre, paciente, desconsolada, impotente, responde siempre que prácticamente está, y sigue dando esa misma respuesta cada vez, hasta que el agotamiento se apodera de los niños y olvidan los gritos de su estómago, hasta que los pequeños caen rendidos en sus humildes lechos, que calmarán su hambre hasta el día siguiente, hasta la próxima sopa de piedras.
2 comentarios:
Nen!
Benvingut a la blogosphera :)
La historia que expliques es dura, molt dura: "sopa de pedres". Per cert, quin documental era?
Gràcies pel recolzament, com a mínim hi ha hagut un lector!
No voldria enganyar-te, em sembla que el documental portava per nom "Retratos del sida" emès a La2, però puc equivocar-me, la meva idea inicial era dormir plaenterament escoltant els animalets habituals i vaig acabar desvelat completament i amb un sentiment d'absoluta impotència.
Publicar un comentario