miércoles, 31 de enero de 2007

Meeting Escher

It may seem unbelievable, but I must admit that the name M.C. Escher meant nothing to me till my trip to The Netherlands. While prowling about The Hague, trying to discover some interesting architecture, I was given a curious brochure. There was a temporary exhibition of someone called Escher. As buildings were not as interesting as I had thought, I decided to go and see what kind of work was exhibited there.
Right decision, I would have regretted loosing the opportunity to admire the work of this unusual artist. I am not sure if artist is the ideal word to define Escher, my first impression was that his work was the one of a scientific artist. Geometric shapes turning into birds (or earth turning into air), fishes evoluting to birds, but also extraordinary classic litographies, and a self-portrait reflected in a crystal sphere absolutely captivated me.
Maybe “Relativity” was the summit of this exhibition, a logically and physically impossible composition where each staircase ends up in a different ground. A piece that, according to gravity law is completely impossible. As I never understand what an author wants to express with his work, my impression when admiring “Relativity” was the fact that men go through different paths to their personal worlds, worlds that are impossible to reach for other men, worlds from where you see each other reality as odd. However, it is just casualty, it is just the fact of choosing one staircase or another that makes you end up in one of these worlds, it is just casualty that makes you think that your chosen path is the right one, that your world is the only possible one. Paradoxically, no matter the path you choose, no matter the ground you are, you think it is the one, the correct one, and so, your path, your world, will always be wrong choices according to other men’s point of view.

martes, 30 de enero de 2007

Clase de flamenco

Sentado en el rincón de un jardín de mesas, pequeñas mesas redondas verdes, decoradas con motivos florales, rodeadas de cuatro sillas, también verdes. De los veinte ejemplares de este género de flora, la mía es la única que está ocupada. Rincón solitario, tan solo la inmediata compañía de un café y mi portátil.
Sin embargo, pese al esperado aislamiento, apenas puedo concentrarme en la escritura, y es que el volumen de la música es absolutamente exagerado: desde este jardín estoy contemplando cómo se desarrolla una clase de flamenco.
Ante un gran espejo, los alumnos se esfuerzan en expresar su sentimiento a través del movimiento de sus brazos, de sus manos, a través de la fuerza con que golpean el suelo. Todos al unísono, a simple vista no se distancia demasiado de lo que podría ser una clase de aerobic, mas sus caras reflejan algo más que mero cansancio, es como si trataran de convertirse en el instrumento restante a la composición que suena en la sala; guitarra, voz y bailarín, tres elementos, un todo.
Pese a la irregularidad de los movimientos, pese a los errores que hasta un aficionado como yo es capaz de observar a simple vista, uno comprueba como el flamenco no es tan solo un baile, como más allá de una coreografía se desata un sentimiento que es, en definitiva, el que hace brillar el espectáculo, el que convierte la experiencia en algo más que baile, en algo más que simple folklore, en sentimiento palpable.
Mi condición de ignorante en la materia me permite admirar la escena desde otra perspectiva, observar las caras de los aplicados alumnos, escuchar su esforzada respiración, escuchar sus exclamaciones al final de algunos versos, permitir que su sentimiento me contagie, que la pasión de la música me absorba. Tal vez es mi condición de ignorante la que me permite disfrutar de experiencias como esta, es posible, y espero mantener mi condición por mucho tiempo, espero poder disfrutar de experiencias mínimas como esta por mucho tiempo.

viernes, 26 de enero de 2007

In & out

It is obvious that Spanish economy has boomed during the last few years. The incredible growth, nearly twice the average growth of the eurozone, has made feel proud the different Spanish governments of the period. We are suffering now in Spain a nonsense fight between the two main parties due to which short term results are the only important matter and, so, the only thing to worry about.
The conservative party, now the Opposition, has fallen into a deep decadence, and the lack of ideas of its leaders has made them focus just on terrorism and on what they call "the balkanization of Spain" (maybe not to be forgotten, but certainly not the most serious problems of the country). Surprisingly, they have managed to drive political debate into that direction, providing the medias with a great deal of headlines which offend, annoy and divide the population, headlines that can only do harm, no good at all.
With such a depressing panorama, each government show off because of the economic improves. According to the statistics, it is obvious that our economy has become one of the most powerful in the EU. Several indicators put Spain on top and that has been the origin of political propaganda that makes some people think that terrorism and "the balkanization" are the main problems of the country.
However, sometimes it is necessary to find out some information from "the outside" that can help us understand "the inside" or, at least, to give us additional information from a different point of view. I have just come across an article in "The Economist" showing a different interpretation of Spanish indicators. I recommend you to scheme the article and read the opinon of Olivier Blanchard, of the Massachusetts Institute of Technology (in the photograph).
You can find the article here.

miércoles, 24 de enero de 2007

Babel


Tras convertirse en pocas semanas en una de las películas imprescindibles de la temporada, uno espera de Babel una película brillante, capaz de atrapar y emocionar como sólo las grandes obras pueden conseguir.
Babel, a pesar de lo que pueda leerse en varias críticas, narra dos historias (sí, no cuatro): una que se desarrolla en Marruecos y otra en Japón. Ahora bien, la primera se muestra desde dos puntos de vista diferentes (víctima y agresor) y es la causa de la que algunos consideran otra historia y que tiene lugar entre México y EE.UU.
La dirección resulta indudablemente excepcional, siendo particularmente destacable el modo de contar la historia nipona, abundando en miradas y asuencias de sonido. Globalmente, los cuatro escenarios muestran realidades atormentadas, de complicada resolución, aunque originadas por sentimientos absolutamente primarios.
Sin embargo, podía esperarse más que una notable realización de este ambicioso proyecto. Y es que en su afán por ahondar en un tema tan actual como es la complejidad de las relaciones internacionales, se produce cierta pérdida de intensidad en una de las historias y distracción por parte del espectador en el seguimiento del conjunto.
A su vez, el guión, aun teniendo aspectos a resaltar, comete algunos errores imperdonables. El más importante, la inclusión de la historia desarrollada en Japón, cuyo lazo con la trama principal es tan delgado que no resulta siquiera creíble en absoluto. Y aun habiendo afirmado que aglutina las secuencias más brillantes del film, hay que resaltar que esta trama hubiera podido ser desarrollada por sí sola, explotando muchísimo más sus posibilidades (personalmente, me hubiera gustado conocer esta historia a través de los ojos de Haneke).
En suma, el pretendido realce del contenido ético, acompañado por la ausencia de una música capaz de conducirnos hacia las miradas desesperadas de los personajes y hacia la desolación de los paisajes, alcanza a desenganchar al espectador del devenir de la historia para centrarse en poner un nombre al tema principal (a gustos, p. ej. "La sinrazón a que conducen las mal llevadas relaciones internacionales, las de EE.UU. en particular"), perdiendo de vista así el sufrimiento de los personajes y las grandes posibilidades de la película.
En definitiva, uno acaba decepcionado, no hay que echar la vista atrás demasiado para encontrar una película perfectamente comparable a esta Babel: Crash. Así es, otra película pretenciosa capaz de emocionar por momentos pero que acaba decepcionando en su conjunto.

martes, 23 de enero de 2007

El "balneario" de Marina d'Or

Tras varios meses durante los cuales la guapa Anne Igartiburu ha estado repitiendo las maravillas de Marina d'Or en cada corte publicitario, un concepto ha quedado claro: en marina d'Or se encuentra el balneario de agua marina más grande de Europa.
La campaña ha sido, sin duda, una de las más agresivas que se han llevado a cabo en este país, bombardeando al consumidor hasta convencerlo de la necesidad de hacerse con una de esas últimas viviendas que llevan más de un año agotándose. Ello conlleva una inversión de una desorbitada cantidad de dinero para cualquier empresa, pero se conoce que los ladrilleros, si algo tienen, es dinero.
La sorprendente empresa, preparándose para emprender la aventura de construir una nueva ciudad de vacaciones en China y considerando su entrada en bolsa para acometer su nuevo gran proyecto Marina d'Or Golf, ha visto cómo uno de sus estandartes, el susodicho balneario, corre peligro. El motivo no es debido a la mala calidad de los materiales o la mala supervisión por parte de la dirección de obra (de lo que, supuestamente, sí adolecen algunas de las viviendas comercializadas), sino de la propia denominación de balneario. Y es que las Cortes Valencianas están debatiendo una ley por la que sólo podrían denominarse como balnearios aquellos establecimientos de aguas minero-medicinales (y no, como hasta ahora, también aquéllos que utilizan el agua del mar con fines terapéuticos).
Uno puede tener la idea de que el macroproyecto es un desastre ecológico, un despropósito urbanístico, una máquina de hacer dinero a corto plazo sin pensar en las posibles consecuencias futuras (y no quiero olvidar a aquéllos que, en su derecho, consideran que realmente se trata de una ciudad ideal para pasar unas vacaciones en familia). Pero es incomprensible que con la cantidad de bolsas de basura que, supuestamente, circulan hoy en día por nuestro país, no haya habido alguna, o suficientes, que fueran, supuestamente, entregadas a los que hoy proponen la nueva ley. Imagino que alguien debe estar ya, supuestamente, llenando una de esas bolsas para, supuestamente, entregarla a alguno de los promotores de la ley y mantener así su construcción con la denominación inicial.
Espero que así sea, no soportaría contemplar de nuevo a la buena de Anne ensalzando las propiedades del "Centro-Spa de agua marina más grande de Europa".
Por cierto, en Cantabria rige una ley similar a la que se pretende aprovar en la Comunidad Valenciana.

lunes, 22 de enero de 2007

Los bocetos de Dios

De vuelta a casa, hay días que paso por delante de una curiosa tienda, en cuyo escaparate se muestra, como producto estrella, una colección de fósiles.
Siempre suele detenerse alguien para contemplar las formas incrustadas y tratar de asociarlas a algún ser conocido. A veces son abuelos explicándoles a sus nietos el origen de tan particular artículo.
Confieso no ser un amante de la arqueología, por lo que me atrae la curiosa explicación del estafado Johann Beringer, profesor de una facultad de medicina en el siglo XVIII, quien llegó a sostener que los fósiles no eran más que bocetos manufacturados por Dios mientras trataba de explorar las distintas especies de seres que podía incluir en su gran obra: la Creación.

sábado, 20 de enero de 2007

Otro adiós inesperado (II)

Llegas a casa con retraso, cierras la puerta tras de ti y observas cómo tu pulgar izquierdo no se resigna a buscar el timbre con que cada día anuncia tu llegada. Se detiene, toma consciencia de la pérdida. Lo distraes alzando la muñeca para volver a mirar el reloj. Haberte detenido en la comisaría de la estación no va a hacer más que impedirte quedarte a comer. Corres a la habitación a cambiarte, a enfundarte la ropa deportiva y correr hacia el servicio de deportes, tan sólo te quedan un par de sesiones para completar la cuartilla.
Ya en la pista, te despojas del chándal, es el momento de vaciar tu mente, ya habrá tiempo de volver a llenarla de los pensamientos que la han ido colmando durante la mañana. Ahora tan sólo corre, golpea, olvida.
Al cabo de una hora sales del recinto, no lejos de él hay una parada de autobús, decides esperar. Los minutos se suceden, el aire golpea tu cuello cada vez con más insistencia. No te impacientas, el hacerlo no suele alimentar la prisa del conductor que te ha de recoger. Tras más de veinte minutos de espera llega tu autobús, extiendes tu brazo en señal de llamada. Para unos metros más allá de la parada, al subir compruebas que es un conductor novel, lo saludas con una sonrisa y te diriges a la parte trasera.
Tras el cristal vas viendo cómo los edificios crecen poco a poco, cómo empiezan a verse los primeros transeúntes, cómo la ciudad empieza a ser ciudad. Estudiantes visiblemente cansados se confinan a las puertas de la biblioteca, más adelante turistas con ropa estival esperan su particular autobús descubieto, unos metros más allá, empiezan las oficinas, con sus puertas flanqueadas por varios empleados que aprovechan el último cigarro de la tarde para acortar su jornada.
Llegas a tu destino, una calle más abajo está la comisaría de la policía autonómica a la que te han remitido esta mañana. Nunca habías venido anteriormente, te asombran las dimensiones del edificio. Doblas la esquina (el edificio ocupa toda una isla), ves algo que te sorprende: guardando la entrada del parking (allí donde supones que tienen aparcados los coches patrulla, las furgonetas y las motos del cuerpo) se encuentra un vigilante de seguridad de una empresa privada, Prosegur. Piensas en la paradoja que supone que un cuerpo de seguridad público acuda a la contratación de un cuerpo de seguridad privado.
Una vez dentro te diriges a una ventanilla, que se cierra justo cuando quieres empezar a hablar. Vas entonces a la ventanilla contigua. El agente que debe atenderte parece muy ocupado, tal vez la dificultad que muestra al utilizar el teclado le hace tener que dedicar un tiempo del que no dispone a la cumplimentación de sus sencillos formularios. Tras intercambiar unas palabras con el agente que instantes antes ha preferido no atenderte te mira, supones que se trata de un sucedáneo al saludo y a preguntar el motivo de tu visita. Saludas, expones tu caso. Se indigna, pero no comparte tu misma indignación, la suya se debe a conocer que sus colegas de la comisaría a la que te dirigiste esta mañana te han remitido a él en lugar de tramitarte ellos mismos la denuncia. Desaparece unos minutos para transmitir sus quejas. Mientras, escuchas el relato de el chico que acaba de llegar, al parecer le han atracado a las puertas de la biblioteca de la facultad, sustrayéndole la americana con la cartera dentro.
Tras unos minutos, entregas tu DNI y un par de documentos adicionales que has traído. Se dispone a cumplimentar un formulario online. El desorden de las teclas parece desconcertarle, haces un comentario para tratar de crear un ambiente amistoso. Deja de mirar a la pantalla, ha resultado que tu comentario le ha sentado bien, empieza a explicarte las dificultades por las que pasa el personal de esa comisaría, las habladurías que le han llevado a tomar sus conclusiones, y a conjeturar las respuestas a los acontecimientos que se suceden en el seno de su demarcación o zona. Acaba criticando la Administración en general, empleando un vocabulario para denominarla que no hubieras esperado jamás oír de boca de un agente.
Tras su desahogo, vuelve al formulario. Te pregunta el nombre de tu padre, su localidad de nacimiento. No te pregunta por tu bicicleta. Al parecer hay en la ciudad alguien con tu mismo nombre y apellidos, piensas en "El hombre duplicado", de Saramago, aunque sabes de las distancias. Te extiende unas hojas requiriendo tu firma en cada una de ellas, las firmas. El proceso ha acabado.
Te despides con una sonrisa. Eres consciente de la inutilidad de la denuncia que llevas en la mano, pero crees que era necesaria, que es necesario engrosar las estadísticas para que en un futuro mejoren algunos aspectos. Mientras te alejas piensas en la manifiesta dificultad del agente para hablar catalán que te ha hecho decidirte por hablarle en castellano para fomentar su comodidad, piensas en el vigilante de Prosegur, piensas en las palabras del agente "p... Administración", no piensas en tu bicicleta.

jueves, 18 de enero de 2007

Otro adiós inesperado

Como de costumbre, aparco mi bicicleta en la zona habilitada para tal efecto. La competición que mantengo con el tiempo ha caído hoy de mi lado, aún quedan quince minutos para averiguar en qué aula tiene lugar mi examen y ocupar mi sitio.
Acabo el examen. Miro el reloj. Perfecto, tengo tiempo sufuficiente de ir a casa, comer rápido, cambiarme y volver a salir hacia el servicio de deportes de la Universidad. Salgo corriendo, hoy no puedo coger ningún periódico, no llevo la habitual mochila, y necesito las manos para agarrar el manillar.
Llegando al aparcamiento de bicicletas ya me empiezo a temer lo peor, no veo ningún sillín sobresalir por encima del resto, ni me destella el verde de la cadena que lo asegura. Preparado para el desenlace, me aproximo. En efecto, ni rastro de ella. Sin detenerme, devuelvo a mi bolsillo las llaves con que pretendía abrir el candado. Sigo sin echar la vista atrás hasta la boca de metro más cercana, tal vez invadido por un sentimiento similar al de cuando tropiezas y quieres hacerte creer, siguiendo como si nada, que nadie ha contemplado tu traspiés. Temía este momento desde setiembre, cuando la adquirí, pero el transcurso de los meses había hecho desvanecerse mis temores.
Sentado en el andén, echo de menos el libro que solía llevar siempre encima cuando era usuario habitual del transporte público. Miro a mi alrededor, cuánto ha cambiado la estación en tan poco tiempo, las obras de hace unos meses están acabadas, incluso las tiendas no eran las mismas. Mis compañeros de viaje van todos ataviados con auriculares, aislados de cuánto sucede a su alrededor, sus auriculares indican el modelo y calidad de sus reproductores, ya no es necesario mirar los zapatos.
Llega el tren. Olvidando que hay que apretar el botón para que se abran las puertas quedo inmóbil esperando ante ellas que lo hagan por sí mismas. A mi lado un chico, absorto en la audición de sus temas favoritos, se impacienta. Acaba apretando él el botón y mirándome con desprecio; le dedico una mirada de inocencia y trato de sonreírle, pero ya ha desaparecido en el vagón, mejor, no me gusta Maná.
Entro al vagón, el viaje no lo ameniza ningún músico, tal vez es resultado de la ordenanza municipal que entró en vigor hace un par de meses, o tal vez casualidad. Observo los ojos de mis compañeros, se incomodan, acabo mirando al suelo, resignado, como uno más. De haber alguien con mis aficiones en el vagón, me habrá mirado pensando "A ese chico le acaban de robar la bicicleta y a tomado el metro por primera vez en mucho tiempo experimentando los mismos sentimientos que cuando lo hizo por primera vez hace unos años, al llegar desorientado a esta ciudad, dejando atrás su "Comarca" particular".
Llego a destino, subiendo las escaleras que desembocan en la calle miro el reloj, sonrío, en la competición que mantengo con el tiempo, éste me ha aventajado holgadamente. No me gusta competir sabiéndome seguro perdedor, voy a necesita una nueva bicicleta.

martes, 16 de enero de 2007

Para ser Presidente

Dice Mariano Rajoy en Onda Cero, entrevistado por Carlos Herrera: "para ser presidente del Gobierno deberían exigir algo más que ser mayor de 18 años y ser español".
Evidentemente, Sr. Rajoy, para ser presidente se exige obtener la mayoría de los votos en unas elecciones o tener el respaldo de la mayoría del Parlamento.

Zapping

Asombrado por la concatenación con que se suceden las ediciones del (sobreexplotado) "Mira quién baila", tomo el mando a distancia para iniciar un paseo por la programación estrella (o eso debería ser el prime time) del resto de cadenas: entrevista de Cayetana Guillén a Pedro Almodóvar, con algunos extras en plató, la ocasión perfecta para admirar cómo debe alabarse a alguien que quisieras que te contratara, no me convence, continuo el paseo. Serie catalana de posible éxito (interiormente pienso: otro de esos culebrones sin acento sudamericano adorado por todos aquellos que deploran series de similar calidad), apenas me detengo un segundo, sigo. El desaprovechado Ramón Rovira en una nueva edición de su "Àgora", como siempre desde el extremo de la mesa, esta vez modera a Iñaki Anasagasti, María Antonia Iglesias, Curry Valenzuela, Martxelo Otamendi i Antoni Segura, le dedico unos minutos, a pesar de estar cansado de escuchar siempre las mismas reflexiones a propósito del proceso antiterrorista, tengo la esperanza de escuchar alguna perla de boca de la reputada presentadora de Telemadrid, como me ocurre con su colega religionario Federico Jiménez, la primera perla me roba una sonrisa, la segunda ya me enerva, cambio de canal. Los policías de C.S.I. que, por lo visto, crean sucursales en diferentes ciudades de EE.UU., un segundo. Los paletas, ¿pero qué es esto? ¿acaso don Maurizio no ha tenido ya suficiente recuperando "La ruleta de la fortuna", "El precio justo", "La máquina de la verdad" o "Sorpresa, sorpresa"?, prosigo, como no. Con Cuatro me doy prisa, no me apetece volver a ver su acertada elección "L.A. Confidential". El siguiente botón me depara una sorpresa: una mujer negra en el interior de una choza hecha con cañas rodeada por la amenazadora y amenazada sabana mirando un cuerpo tendido en el extremo opuesto y... santigüándose. El hecho de verla santigüarse, "a la católica", me hace soltar el bastón de poder.
Sin tiempo para reflexionar sobre cómo esa señora no sólo no ha tenido el privilegio (en nuestro mundo llamado Derecho) de honrar al dios de sus padres, sino tampoco de conocer la frontera que establecieron sus abuelos, constato que se trata de un documental sobre la vida de los niños en la región norte de Uganda. La paradoja inicial deja paso a la consternación al escuchar de boca de un niño de 10 años: "Me obligaron a golpear la cabeza de un hombre hasta romperla, y a comerme después sus...".
Esa sinrazón es producto de un conflicto que se prolonga en la región desde 1986 (podéis abrir el vínculo para conocer algo más de él). Miles de niños son secuestrados para ser explotados bien como soldados, bien como meros esclavos. Desde un campamento de rehabilitación de estos niños se nos muestran las terribles secuelas psicológicas que rasgan el carácter de unas personas cuya edad nos engaña al clasificarlas como niños. Los apagados ojos de una niña de 12 años muestran la desesperación que siente al tener que luchar por la educación y supervivencia de su hija, producto de una violación por parte de los soldados. Los felices ojos de otro niño muestran la satisfacción al haber concluido la fabricación de un nuevo juguete: un carro de combate. Los temerosos ojos de otro indican el miedo a participar de la vida de un centro de rehabilitación cuyos monitores no sabe si atentarán contra su integridad. Los resignados miles de ojos de los cerca de 4.000 niños que acuden noche tras noche a dormir a un centro de acogida enviados por sus padres para evitar ser secuestrados durante su sueño muestran la indignación frente a su rutina. Finalmente, los ciegos ojos de un cantautor de la región, apagados por una paliza de los soldados, afirmando: "Las guerras son malas en todo el mundo, pero en los lugares en los que no tenemos riqueza, pues aquí no hay recursos minerales ni grandes empresas, no se perciben, son olvidadas, duran más."; su corazón sí siente.
Por cierto, el bando que ejecuta los secuestros, asesinatos y mutilaciones a niños y adultos, pretende establecer un regimen basado en los Diez Mandamientos. Y es que en éste, como en muchos otros lugares, les batallas se libran por establecer costumbres importadas, por mantener o derribar fronteras impuestas, porque si tuvieran algo más, si tuvieran petróleo, la batalla ya no la librarían ellos, ni la guerra sería suya.

lunes, 15 de enero de 2007

Fraude de Ley

Inmerso en los textos legales que suponen la base de mi próximo examen, me viene a la cabeza una anécdota que pone de manifiesto que hay ocasiones en que el ingenio es capaz de dar un giro a la aplicación de la Ley, sin dejar de cumplirla.
Virgilio, el clásico, autor de "La Eneida", tenía una mascota a la que quería como si fuera un miembro más de su familia, cosa que podemos entender al menos aquellos que tenemos mascotas, lo curioso es que su mascota era una mosca. Y no es que desprecie tan molesto insecto, sino que se me hace extraño pensar que alguien pueda llegar a mostrar tal devoción por un ser cuya vida conoce que no va a exceder las tres semanas de longevidad (no recuerdo un amor tan repentino desde "Los amantes" de Louis Malle).
El caso es que, a la muerte del entrañable díptero, Virgilio decidió que merecía un funeral digno de un ciudadano de categoría. Así, acudieron importantes personalidades, y el artista contrató una orquesta y un séquito de plañideras para dar, si cabe, más realismo a la ceremonia, que se llevó a cabo en su mansión del Monte Esquilino, donde hizo construir un lujoso mausoleo para la ocasión, y en el que descansarían los restos de su estimada mascota.
El montante de tales actos ascendió a 800.000 sestercios (un obrero de la época podía obtener una remuneración que oscilaba entre los 700 y los 2.000 sestercios). ¿Qué podía haber supuesto el común bicho en la vida del poeta para dedicarle tantos esfuerzos?
Poco tiempo después de la muerte, imagino que con Virgilio todavía afectado por la pérdida, el triunvirato que gobernaba la República Romana (Octavio, Marco Antonio y Lépido), promulgaba un decreto por el cual se confiscaban las propiedades de los terratenientes para parcelarlas y dividirlas entre los soldados veteranos licenciados. Una reforma agraria de la que, curiosamente, quedaban exentos los terrenos que contuvieran tumbas, al tener la consideración de sagrados.




domingo, 14 de enero de 2007

El curioso incidente del perro a media noche

Como la mayoría de domingos, salgo a la calle endormiscado en busca de algún bollo con que acompañar la taza de leche que el resto de la semana me conformo con tomar aceleradamente, y un par de periódicos para engañarme a mí mismo y hacerme creer que me preocupo por estar al día.
Esperando que el semáforo se ponga verde veo pasar uno tras otro tres coches rojos. Sonrío: "hoy va a ser un día bastante bueno". Hace un par de semanas, pensé en esa teoría cuando me pidieron algún título regalable (y es que los famosos Magos no lo saben todo), una de las teorías del protagonista de "El curioso...", Christopher Boone, un niño de quince años que relata los acontecimientos que se suceden tras el asesinato de un perro al tratar él mismo de resolver quién fue el asesino.
Una sencilla trama detectivesca que, tras introducirnos en el mundo particular de un niño que padece algo similar al autismo, apasionado de las mátemáticas y de Sherlock Holmes, nos conduce, a través de sus ojos a contemplar los problemas de comunicación de que adolecen, en general, las personas.
Si viajáis en metro o autobús, la brevedad de los capítulos lo convierten en la competencia perfecta para los recurridos ADN, 20Minutos u otros. En cualquier caso, si ahuyentados por mi pésima reseña, decidís no dedicarle las escasas horas que requiere su lectura, tened en cuenta que podéis estar perdiendo la oportunidad de conocer un personaje próximo a alcanzar la talla de mis admirados Ignatius Reilly o Holden Caulfield.

miércoles, 10 de enero de 2007

Inesperado adiós

Viernes 5 de enero, 02.35 a.m. Cansado de tratar de ordenar inútilmente la enorme cantidad de fotocopias ajenas que suponen mis apuntes cojo la cámara y subo al salón con ánimo de fotografiar la tranquilidad del Valle a esas horas. Enciendo la cámara, todo normal, la coloco, trato de enfocar aquella zona que goza de más luz. Sin embargo, observo la pantalla y contemplo extrañado que está completamente oscura, negra, tan solo los iconos de las opciones elegidas permiten saber que sí está encendida. Es cuanto menos inusual, nunca había ocurrido anteriormente, será la escasez de luz, enfoco al interior de la casa. Definitivamente no es la luz, mi vieja Ixus IIs debió haber sufrido algún percance durante el viaje del que no me había percatado. Siento pena, lo que empezó siendo un mero capricho se había convertido ya en un fiel acompañante.
Por el momento la sustituyo con la que, a día de hoy, debería estar expuesta en el gran escaparate de Ebay. Ya sólo puedo recordar las imágenes que con ella capturé:

viernes, 5 de enero de 2007

Noche de Reyes

Queridos Reyes Magos:
Hace ya muchos años desde que recibieron mi última carta, quizá demasiados. Como a muchos otros niños, los años me produjeron cierto desencanto alrededor del otrora día más especial del año. Y es que los niños pronto nos volvemos inquietos, ávidos de respuestas, pero instantáneamente, como adolescentes, habiéndolo aprendido ya todo, perdemos la curiosidad infantil prefiriendo adoptar el conformismo adulto.
Así, convertido en un conformista, he ido aprendiendo muchas cosas, olvidando muchas otras, manteniéndome en una situación de acomodado equilibrio; hasta el punto que, al observar el entorno, y tras pensar en qué se podía hacer para mejorarlo, he acabado diciéndome: "No se puede hacer nada, la vida es así, el mundo es así, hay que ser realista".
Sin embargo, cuando veo estas imágenes, un sentimiento de rabia se desata en mi interior, ellos no tienen edad todavía de convertirse en despreocupados conformistas, ellos todavía merecen conservar la ilusión. Erro, ellos no la pueden conservar, ellos ya nacieron conformistas, ellos nunca conocieron la figura de SS.MM. Pero yo sí tengo opción, yo puedo deshacerme de mi traje de conformista y volver a enfundarme el de antaño, volver a despertar la inquietud, volver a hacerme preguntas, a hacer preguntas, con una importante diferencia: ahora puedo intentar responderlas.
Hoy ya no sé si Uds. son dos, cuatro, seis, doce o sesenta, todo depende de a quien escuche. Tampoco sé si realmente el que se denominen reyes supone haber perdido la cualidad de magos (es curioso, al precursor de esa idea hoy también le hubieran cambiado el apelativo, pues hoy en día lo de Tertuliano tampoco está muy bien visto). Tan solo puedo afirmar algo, los herederos de Jafet estamos bastante bien, pero ¿qué pasó con los de Sem y Cam? ¿Qué sentido tiene inventarse una simbología a modo de modernizarse si se deja que vuelva a quedar obsoleta? Pues no sólo se dejan a chinos, japoneses y americanos sin representante (lo que puede llevar a cuestionar la copiosidad de la lluvia que tanto preocupó a Noé), sino que dos de ellos han olvidado la raza a la que representan y tan solo disfrutan de los festejos de los niños que deberían de venerar al viejo (o joven) Melcior.
Aún así, lejos de volver a desencantarme con Uds., me ilusiona pensar que detrás de Uds. hay mucho más que tres personajes, detrás de Uds. estamos todos, pues todos hemos participado de la evolución y diseño de esa iconografía. Por eso me he decidido a escribirles de nuevo después de tantos años, para dar otra vuelta de tuerca más a su imagen, porque entre todos los que una vez fuimos niños, podemos hacer que la ilusión que sólo Uds. son capaces de transmitir, llegue a todos los niños del mundo, a todos aquellos niños que nunca les pedirían un juguete.
En eso consiste hoy mi petición, en que se acerquen a aquellos niños que no (solo) necesitan juguetes. Por el resto de mi lista no es necesario que se preocupen, ya se la he transmitido a mis padres.