martes, 16 de enero de 2007

Zapping

Asombrado por la concatenación con que se suceden las ediciones del (sobreexplotado) "Mira quién baila", tomo el mando a distancia para iniciar un paseo por la programación estrella (o eso debería ser el prime time) del resto de cadenas: entrevista de Cayetana Guillén a Pedro Almodóvar, con algunos extras en plató, la ocasión perfecta para admirar cómo debe alabarse a alguien que quisieras que te contratara, no me convence, continuo el paseo. Serie catalana de posible éxito (interiormente pienso: otro de esos culebrones sin acento sudamericano adorado por todos aquellos que deploran series de similar calidad), apenas me detengo un segundo, sigo. El desaprovechado Ramón Rovira en una nueva edición de su "Àgora", como siempre desde el extremo de la mesa, esta vez modera a Iñaki Anasagasti, María Antonia Iglesias, Curry Valenzuela, Martxelo Otamendi i Antoni Segura, le dedico unos minutos, a pesar de estar cansado de escuchar siempre las mismas reflexiones a propósito del proceso antiterrorista, tengo la esperanza de escuchar alguna perla de boca de la reputada presentadora de Telemadrid, como me ocurre con su colega religionario Federico Jiménez, la primera perla me roba una sonrisa, la segunda ya me enerva, cambio de canal. Los policías de C.S.I. que, por lo visto, crean sucursales en diferentes ciudades de EE.UU., un segundo. Los paletas, ¿pero qué es esto? ¿acaso don Maurizio no ha tenido ya suficiente recuperando "La ruleta de la fortuna", "El precio justo", "La máquina de la verdad" o "Sorpresa, sorpresa"?, prosigo, como no. Con Cuatro me doy prisa, no me apetece volver a ver su acertada elección "L.A. Confidential". El siguiente botón me depara una sorpresa: una mujer negra en el interior de una choza hecha con cañas rodeada por la amenazadora y amenazada sabana mirando un cuerpo tendido en el extremo opuesto y... santigüándose. El hecho de verla santigüarse, "a la católica", me hace soltar el bastón de poder.
Sin tiempo para reflexionar sobre cómo esa señora no sólo no ha tenido el privilegio (en nuestro mundo llamado Derecho) de honrar al dios de sus padres, sino tampoco de conocer la frontera que establecieron sus abuelos, constato que se trata de un documental sobre la vida de los niños en la región norte de Uganda. La paradoja inicial deja paso a la consternación al escuchar de boca de un niño de 10 años: "Me obligaron a golpear la cabeza de un hombre hasta romperla, y a comerme después sus...".
Esa sinrazón es producto de un conflicto que se prolonga en la región desde 1986 (podéis abrir el vínculo para conocer algo más de él). Miles de niños son secuestrados para ser explotados bien como soldados, bien como meros esclavos. Desde un campamento de rehabilitación de estos niños se nos muestran las terribles secuelas psicológicas que rasgan el carácter de unas personas cuya edad nos engaña al clasificarlas como niños. Los apagados ojos de una niña de 12 años muestran la desesperación que siente al tener que luchar por la educación y supervivencia de su hija, producto de una violación por parte de los soldados. Los felices ojos de otro niño muestran la satisfacción al haber concluido la fabricación de un nuevo juguete: un carro de combate. Los temerosos ojos de otro indican el miedo a participar de la vida de un centro de rehabilitación cuyos monitores no sabe si atentarán contra su integridad. Los resignados miles de ojos de los cerca de 4.000 niños que acuden noche tras noche a dormir a un centro de acogida enviados por sus padres para evitar ser secuestrados durante su sueño muestran la indignación frente a su rutina. Finalmente, los ciegos ojos de un cantautor de la región, apagados por una paliza de los soldados, afirmando: "Las guerras son malas en todo el mundo, pero en los lugares en los que no tenemos riqueza, pues aquí no hay recursos minerales ni grandes empresas, no se perciben, son olvidadas, duran más."; su corazón sí siente.
Por cierto, el bando que ejecuta los secuestros, asesinatos y mutilaciones a niños y adultos, pretende establecer un regimen basado en los Diez Mandamientos. Y es que en éste, como en muchos otros lugares, les batallas se libran por establecer costumbres importadas, por mantener o derribar fronteras impuestas, porque si tuvieran algo más, si tuvieran petróleo, la batalla ya no la librarían ellos, ni la guerra sería suya.

1 comentario:

Xavi Menós dijo...

Iep! Doncs has tingut sort Jose perquè molt sovint sembla que a la televisió no facin res però jo crec que, si un busca una mica, sempre pot trobar espais de llibertat.

Sobre el que tu dius: La Caye acostuma a fer, com diria el Monegal, massatges. Crec que ella sortia a la peli "Todo sobre mi madre" de Almodóvar.

Per què el Ramon Rovira el trobes desaprofitat? A mi em posava una mica nerviós. Com el fet de recorrer a Iglesias Vs. Valenzuela per aixecar un programa. Hem de potenciar encara més la cultura de la bronca televisiva?

No entenc aquesta superabundància de polígrafos. :)

Bona nit,

x.