Tras varios meses durante los cuales la guapa Anne Igartiburu ha estado repitiendo las maravillas de Marina d'Or en cada corte publicitario, un concepto ha quedado claro: en marina d'Or se encuentra el balneario de agua marina más grande de Europa.
La campaña ha sido, sin duda, una de las más agresivas que se han llevado a cabo en este país, bombardeando al consumidor hasta convencerlo de la necesidad de hacerse con una de esas últimas viviendas que llevan más de un año agotándose. Ello conlleva una inversión de una desorbitada cantidad de dinero para cualquier empresa, pero se conoce que los ladrilleros, si algo tienen, es dinero.
La sorprendente empresa, preparándose para emprender la aventura de construir una nueva ciudad de vacaciones en China y considerando su entrada en bolsa para acometer su nuevo gran proyecto Marina d'Or Golf, ha visto cómo uno de sus estandartes, el susodicho balneario, corre peligro. El motivo no es debido a la mala calidad de los materiales o la mala supervisión por parte de la dirección de obra (de lo que, supuestamente, sí adolecen algunas de las viviendas comercializadas), sino de la propia denominación de balneario. Y es que las Cortes Valencianas están debatiendo una ley por la que sólo podrían denominarse como balnearios aquellos establecimientos de aguas minero-medicinales (y no, como hasta ahora, también aquéllos que utilizan el agua del mar con fines terapéuticos).
Uno puede tener la idea de que el macroproyecto es un desastre ecológico, un despropósito urbanístico, una máquina de hacer dinero a corto plazo sin pensar en las posibles consecuencias futuras (y no quiero olvidar a aquéllos que, en su derecho, consideran que realmente se trata de una ciudad ideal para pasar unas vacaciones en familia). Pero es incomprensible que con la cantidad de bolsas de basura que, supuestamente, circulan hoy en día por nuestro país, no haya habido alguna, o suficientes, que fueran, supuestamente, entregadas a los que hoy proponen la nueva ley. Imagino que alguien debe estar ya, supuestamente, llenando una de esas bolsas para, supuestamente, entregarla a alguno de los promotores de la ley y mantener así su construcción con la denominación inicial.
Espero que así sea, no soportaría contemplar de nuevo a la buena de Anne ensalzando las propiedades del "Centro-Spa de agua marina más grande de Europa".
Por cierto, en Cantabria rige una ley similar a la que se pretende aprovar en la Comunidad Valenciana.
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