Mobbing a la china

La espectacularidad de la imagen es innegable. Un importante promotor chino se dispone a construir oficinas y un centro comercial en un solar en el que, al parecer, hay un pequeño obstáculo: una vivienda habitada.

En Barcelona se celebraba hoy un juicio por mobbing inmobiliario a las ancianas inquilinas de un edificio en la calle Enric Granados. El dueño inició unas obras que no llegó a acabar nunca, dejando a las pobres señoras sin techo (no, no se mojan si llueve, tan solo que si alzan la vista ven los machembrados y las vigas de madera).

En China hasta el mobbing es a lo grande, ¿por qué causar pequeñas molestias a los habitantes de la casa o pequeños desperfectos en la misma si se les puede dejar aislados de su entorno?

Con la entrada en vigor de la nueva ley de propiedad privada en el país, la solución al conflicto que, al parecer, lleva un par de años en litigio, se complica ligeramente. Las voces en pro del nuevo Robinson Crusoe chino crecen exponencialmente, protestas que se hacen extensivas a los abusos del abrumador movimiento capitalista del país. Es evidente que la corrupción no hace más que crecer a pasos agigantados en un país que, sintiéndolo mucho por los amantes y defensores del socialismo, ya era corrupto por definición. Hubo una época en la que se temió que la U.R.S.S. se convirtiera en una superpotencia, pero su propia estructura social y política lo impidió. Yo soy de los que piensan que con China pasará lo mismo, lo mínimo en que puede desembocar su desordenado e insostenible crecimiento es en una guerra civil con ánimo de sanear los estamentos e instituciones políticas (y sin la seguridad de salir vencedores en la contienda, con la consiguiente posible represión y receso).

Pero, volviendo a nuestro castillo medieval con foso de los dragones, su actual estado de incomunicación, ¿supone una pérdida de valor del inmueble? o, por el contrario, ¿la singularidad del mismo lo convierte en una pieza de valor incalculable? Hay que tener en cuenta que en un futuro el enclave podría ser bien distinto: finca regia en pleno centro comercial, hasta el punto que, al indicar la dirección a los invitados, el propietario se vería obligado a explicar: "sí, vivo en el centro comercial, entre Chiao-Lin Jeans y Zara, justo en frente del Mc Donald's y detrás de Fideos Chin-Liao".

En fin, es de esperar que la demolición de esta vivienda, ya infravivienda, se lleve a cabo en breve, ya se sabe, los ladrilleros siempre ganan (hasta que pierden). Esperemos que a las pobres ancianas de Barcelona no les practiquen también esta nueva modalidad de acoso: el mobbing a la china.